jueves, 23 de octubre de 2008

Experimentando el límite

¿Alguna vez se sintió más débil de lo que quiso admitir, más vulnerable de lo que le hubiese gustado aceptar? ¿Alguna vez se sintió que su cabeza no le respondía con la premura que estaba acostumbrada/o?
Yo me siento así ahora. Hace meses he tenido una crisis hipertensiva por estrés, y mi cabeza no quedó igual. Gracias a Dios no llegué a un ACV, pero no quedé igual que antes.
Esto está siendo una novedad para mí. Tengo que estar en un reposo más profundo de lo que estaba acostumbrado a estar. Tengo que ir aprendiendo a pensar de una forma nueva. Estoy en un proceso que me va fascinando porque me está haciendo cambiar mi mirada sobre muchas cosas. Estoy experimentando el límite y viéndome tan irrisoriamente pequeño que me está abriendo a la vida de una manera nueva.
Porque antes me exigía yo todo. Siempre estaba en mi interior el super-deber. Ahora, por más que quiero, no puedo, ni siquiera a veces lo que debo.
Antes me exigía un poco más de esfuerzo para compensar que había gastado tiempo en algo mal organizado. Ahora debo "perder" tiempo, porque de repente mi cabeza no piensa más, -no es que no piensa, sino que no puedo sostener un razonamiento sin agotarme-. Y debo descansar.
Antes me parecía que iba a mejorar todo. Ahora sé que no voy a ir mejor. A lo sumo no empeoraré. Por tanto, me queda adaptarme para desarrollar lo que pueda.
Puedo escuchar.
Puedo ver.
Puedo contemplar.
Puedo orar.
Puedo cantar.
Puedo oler.
Puedo sentir.
Puedo reir.
Puedo emocionarme.
Puedo moverme.
Puedo escribir.
Puedo pensar más despacio.
Puedo trabajar más despacio.
Puedo gustar y saborear.
Puedo olvidar.
Puedo recordar.
Puedo evocar.
Puedo sintetizar.
Puedo relacionar.
Puedo deducir.
Puedo compartir.
Puedo expresar.
Puedo sonreir.
Puedo vivir... aún puedo vivir. Y, como dicen muchos sabiamente, ¡no es poco!
Esta nueva experiencia de vivir, con lecciones tan necesariamente duras para mí -tan cabeza dura-, la considero un don de Dios, porque lo es. Le doy gracias por el límite, por experimentar la debilidad, por aprender de ella. Y también le doy gracias por la enorme cantidad de personas que ha puesto en mi camino que me han manifestado amor, cariño, comprensión, apoyo, ayuda, solidaridad, respeto, paciencia, aguante, y tanto corazón abierto, para que yo me vaya sanando.
A todas esas personas les deseo la más profunda de las bendiciones para que sientan que el amor que me han dado a mí les regrese multiplicado.

2 comentarios:

Comunidad Calasancia de los Doce Apóstoles dijo...

hola Padre Juan!
espero sea ud. el que reciba estas líneas o que se las hagan llegar.
tanto tiempo sin comunicarnos!. ayer leí en su blog la nota titulada EXPERIMENTANDO EL LÍMITE, que publicó el 23/10. al leerla descubrí a un nuevo Juan, desconocido hasta ahora para mí. siento que le está pasando algo similar a lo que me pasó a mí hace 8 años cuando cambiaron muchas cosas en mi vida y mi cuerpo "acusó recibo". aprendí que no puedo hacer todo lo que quisiera, que el único TODOPODEROSO es Dios, nosotros no, y a veces no podemos hacer todo lo que quisieramos. aprendí, como ud lo está haciendo en estos días, a hacer menos cosas, solo lo que puedo, y no mortificarme por ello sino agradecer a Dios por lo que puedo hacer.
hago todo mas pausadamente, no tan acelerada, y disfruto de mis hijas, de mis 2 nietas, de mi esposo ,de mi trabajo en la parroquia(guiones para misas, secretaria de Cáritas y algo de secretaría parroquial, )Sobre todo disfruto enormemente haciendo y leyendo guiones de misas, y en cada frase, en cada acotacion, hay "algo" de quien me enseñó a conocer a Jesús, a verlo y reconocerlo en cada uno de mis hnos.
por eso, cada día de mi vida rezo por ud. y le pido a Dios lo ilumine y le dé fuerzas y luz para seguir proclamando el evangelio y mostrando a Jesús a muchos que todavia no lo descubrieron.
hagalo sin sobreexigirse, sin tratar de ser SUPER JUAN, sino simplemente siendo este juan y sabiendo que los que lo queremos de verdad lo hacemos aceptandolo por lo que es, por lo que ha sido, por lo que será y por lo que nunca podrá ser.
un beso desde lo mas profundo de mi corazón.
Miriam

Anónimo dijo...

Querido Padre Juan, cuan identificada me siento con tu articulo experimentando el lìmite, yo lleguè al ACV, me pasan las misma cosas que a vos, pero, tengo algunas confusiones y olvidos, son isquèmicos y se pueden repetir, estoy atravesando el miedo, ya que en cipo no me siento segura, sobre todo por lo del año pasado, que pasò como un sincope vanal, no tengo tu fortaleza, me cuesta aceptarme como estoy ahora, tan limitada, y tengo miedos. Si vos antes tenias el super deber y eras tan exigente con vos mismo, no lo hacias porque querias, sino, porque debias, como, mandato, tu super-deber, te lo pediamos todos, el Padre Juan para todo!!, tambien nosotros como comunidad deberiamos hacer un meaculpa, me parece que es saludable, es lo que yo pienso, puedo estar equivocada.Le pido a nuestra Madre del cielo, que te ilumine para que puedas seguir viviendo, como vos podes y no como nosotros querramos y que nos ayude tambien a asumir que tanto vos como yo somos diferente (porque no somos como antes)Un abrazo cordial Ester Herrera