lunes, 23 de marzo de 2009

Dentro de mi corazón

"Pondré mi Ley dentro de ellos, y la escribiré en sus corazones." (Jeremías, 31, 33)

Que Dios escriba en mi corazón su ley me ubica como un miembro adulto de la familia de Dios.

Si la Ley de Dios es exterior a mí no la incorporé. Si no la incorporé está fuera, y me "mandan" desde afuera y puedo sentir seguramente la tentación de no obedecer, de no acatar, de no adherir.
Es la postura de los infantiles y adolescentes.

En cambio la del adulto en la fe, la del adulto creyente, es asumir que pertenece, y que pertenece por deseo propio, por opción propia.

Es decir, que cuando uno siente el gozo de formar parte del pueblo de Dios, de la familia de Dios, de ser hijo de Dios, lo guarda con cuidado, con celo, con responsabilidad, como un tesoro capaz de hacer vender todo para adquirir el campo donde está. El campo es la filiación con Dios, es el discipulado y el seguimiento de Cristo, es el ser Iglesia, es el ser miembro de Cristo.

Ese es uno de los sentidos de la expresión en Jeremías. Tener la ley en el corazón, significa no tenerla fuera. Es tenerla asumida, aceptada, no como agobiante, sino como la fuente más fuerte de la libertad porque es "sentir" como Dios, amar como Dios, obrar como Dios, no con el poder de Dios, sino con el Espíritu de Dios. Es haber conformado mi conducta a la voluntad de Dios, haber conformado mi conducta con la misericordia, la compasión, la paciencia, el perdón, el amor hasta el extremo como Dios nos amó.

2 comentarios:

miriam dijo...

que hermosa cita..."la escribiré en sus corazones".

Dios escribe siempre en nuestros corazones. qué importante y fundamental es que nosotros "leamos con el corazón", NO con los ojos, NO con el intelecto.

esa es la diferencia entre SABER y SENTIR a Dios.

si ya logramos, por gracia de Dios, ver esto, entender que el camino que nos conduce al Padre, pasa por el corazón de cada uno de nosotros, entonces pongamos todo nuestro ser para tratar de que otros tambien lo vean y entiendan.

no sirve tener algo valiosísimo (Dios lo es, y en grado superlativo) y no darselo a los demas, no compartirlo con mis hermanos.
todo lo bello y valioso no lo disfrutamos si no lo compartimos.

gracias Padre Juan por esta hermosa, sencilla pero a la vez profunda reflexión. está llena de luz, y a muchos, nos ayuda mucho, nos fortalece en el camino que a todos nos unirá frente al Padre.

Dios lo bendiga siempre. un sincero abrazo.

miriam dijo...

Miriam dice:
he leído con detenimiento sus 2 últimas reflexiones: EN y DENTRO DE MI CORAZÓN.
tienen un hilo común: EN:(nosotros en Dios) y DENTRO DE MI CORAZÓN:(Dios en nosotros).

qué maravillosa unión!
creo que en ella se encuentra el verdadero y real sentido de la palabra COMUNIÓN (común unión).
estar en comunión con mi Dios, mi Señor, mi Padre, mi Creador.

que bien hace sumar ideas, pensamientos, sentimientos, con otros!. qué bien le hace al alma descubrir "al otro" a traves de sus decires, cuando nos sentimos plenamente identificados con ellos.

ruego al Señor siempre nos dé las herramientas para lograr comunicarnos entre hermanos en Cristo con: sinceridad, autenticidad y respeto, para poder así enriquecernos mutuamente.

Dios lo bendiga siempre. un abrazo.