miércoles, 25 de febrero de 2009

Otro diluvio

"Yo estableceré mi alianza con ustedes: los mortales ya no volverán a ser exterminados por las aguas del Diluvio, ni habrá otro Diluvio para devastar la tierra." (Génesis 9, 11)

No habrá otro diluvio para devastar la tierra. Pero sí habría de haber otro diluvio para vivificar la tierra.
La alianza de Dios se iba a marcar en el cielo, con el arco iris. Dios había optado por amar al hombre para siempre, a pesar de la maldad y el pecado del hombre.
Cuando elige cómo iniciar su pueblo, con Abraham, vuelve a hacer alianza, y el signo de la alianza no iba a estar en el cielo, sino en la propia carne de los miembros del pueblo descendiente de Abraham. El signo sería la circuncisión.
En las profecías de Jeremías y Ezequiel anunciará una alianza nueva, un nuevo diluvio: se derramaría el Espíritu Santo sobre toda carne, y Dios sería su Dios y el pueblo sería Su pueblo. El signo ya no estará en el cielo ni en la carne, sino en el espíritu del hombre.
Ese nuevo diluvio comenzará a hacerse realidad como signo en el bautismo que cada creyente recibe. Bautismo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Habrá que sumergirse, no ya para morir, sino para vivir. Sumergirse en el Hijo para poder tener parte con el Padre. Sumergirse en el Hijo para poder dialogar en el amor del Espíritu Santo con el Padre. Sumergirse en el Hijo para ser transformados en Aquel por quien y para quien fueron hechas todas las cosas. Sumergirse para tener Vida en abundancia.
Si nos dejamos tocar conscientemente por las aguas del Bautismo, por las aguas del Espíritu, por la Vida que nos trajo Jesús, viviremos eternamente.
La Vida que nos propone Dios es una vida plena, en todos los sentidos, liberada de la corrupción, del pecado y de la muerte.
Propone, invita, una vez más, a vivir como libres, en camino a la plenitud verdadera. Que nada falso nos distraiga.


2 comentarios:

miriam dijo...

bautismo=diluvio. buena definición.
diluvio de amor, del amor de Dios en el que no nos obliga a participar, solo nos invita, por su infinita bondad.
nos dá la posibilidad de "sumergirnos en su amor", de usar nuestro libre albedrío para decidir dar el SÍ, ese SÍ que nos conduce a la Vida Eterna.
cómo desaprovechar esa oportunidad!! oportunidad de SER en Él, con Él, para Él!
cómo no aceptar esta maravillosa invitación de DIOS-AMOR!
cómo no comprometernos a reflejar su luz para que otros la vean y la sigan!
cómo no tratar (y poner todo nuestro empeño en ello)de ser cada día mejores par< poder ayudar a otros!

dijo A.G. Roemmers al compararnos con un río:..."quiérete puro y serás transparente; imagínate generoso y fertilizarás los campos; renuévate fresco y calmarás la sed;fíjate un rumbo y llegarás a destino; piénsate guía y conducirás a otros; suéñate espíritu y despertarás nueva vida.
solo ansío que OTROS, MUCHOS, TODOS, puedan ver y sentir a Jesús como yo lo veo y siento: siempre bueno, siempre acompañando, siempre abrazando y conteniendo, SIEMPRE, SIEMPRE, SIEMPRE AMANDONOS.
Dios lo bendiga.
un sincero abrazo.

Anónimo dijo...

Alianza.
Compromiso mutuo.
Unión entre personas que quieren luchar contra un enemigo común.
Pero más importante aún: unión entre personas que quieren construir y edificar juntos.
Personas que quieren acompañarse en el camino de la vida.
Que quieren caminar juntas.
Vivir juntas.
Amarse.
Mi experiencia humana de alianza ha sido mi matrimonio.
Dos personas incompletas, débiles, con defectos, pero con muchas ganas de darse mutuamente todo lo bueno de la vida, toda la vida, nos aliamos ante Dios y ante los hombres para amarnos, respetarnos, ser mutuamente fieles, en todas las circunstancias de la vida.
Es humano tener necesidad de esa alianza.

Pero Dios propone algo que Él no necesita, algo que sólo responde a Su opción de amar al hombre para siempre a pesar de las infidelidades del hombre.
Y entonces me maravillo y me asombro por tanto amor, por ese amor sin cálculo ni medida.
Porque ese amor quiere hacer alianza conmigo y con cada hombre.
Dios quiere hacer alianza personal conmigo, con nosotros.
Deja mudo.
. . .
No alcanza ninguna palabra.
. . .
Sólo es posible responder aceptando esa Vida nueva, esa liberación de todas las ataduras que tengo y de las que me quiero soltar.
Aceptar caminar juntos (sin alejarme yo) hacia la plenitud.